Occidente relaja sus líneas rojas en Ucrania y pierde el miedo a la respuesta de Putin por su apoyo al Ejército ucraniano en la guerra

Un sistema HIMARS disparando un misil MFOR.
Un sistema HIMARS disparando un misil MFOR.
WIKIPEDIA/USMC
Un sistema HIMARS disparando un misil MFOR.

Primero fueron las armas, pero después llegaron los carros de combate, los aviones y ahora los misiles sobre territorios ruso. Todas ellas eran líneas rojas que los países occidentales pregonaron que no cruzarían en su apoyo al Ejército ucraniano. Hoy, dos años y medio después del inicio de la invasión rusa, esos límites se han cruzado. Muchos de ellos eran cuestiones innegociables para el presidente ruso, Vladimir Putin, que amenazaba con responder, incluso con el fantasma de la guerra nuclear, si estos límites se cruzaban. Todo eso no solo no ha ocurrido, sino que ya hay países de la órbita occidental que hablan de dar un paso más: enviar tropas a combatir junto a Kiev. 

Esta semana los primeros HIMARS estadounidense impactaron sobre la Federación rusa. Así lo reconoció este martes el Ejército ucraniano, que ha estrenado el permiso que le ha otorgado EEUU para atacar un sistema antiaéreo en el oblast de Belgorod, cerca de la frontera ucraniana. El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, había reclamado a sus aliados que den a sus tropas pleno margen de maniobra a la hora de utilizar el armamento cedido, ya que consideraba que no podía proteger regiones como Járkov sin atacar directamente los lugares desde los que las fuerzas rusas lanzan sus bombardeos. 

Estados Unidos, junto con más de una docena de países OTAN, ha sido uno de los últimos en sumarse a la lista de países que levantan la prohibición, aunque sigue limitando el uso de sus armas a ciertos objetivos militares dentro de Rusia. Entre otros motivos para evitar una escalada con Rusia. "La posibilidad de una escalada depende de cómo use los medios Ucrania", advierte a 20minutos Juan Carlos Domingo, general de división del Ejército de Tierra retirado. "Si se usa para atacar objetivos militares cercanos rentables no sería lógico pensar que Rusia lo fuera a considerar como un casus belli", otra cosa es si busca "objetivos civiles lejanos", aunque tanto los HIMARS como los MLRS no tienen estas características y Biden ha negado el uso de misiles de largo alcance ATACMS. Por lo menos en este momento. 

¿Eliminar líneas rojas para equilibrar el conflicto?

Son muchas las declaraciones de líderes occidentales que han rectificado en su apoyo a la guerra en función de como avanzaba el conflicto. Los militares consultados por este medio coinciden en que esa amenaza de escalada ha limitado mucho la velocidad de los envío y la ayuda. "Estamos asistiendo a una guerra entre David y Goliat, obligando a David a peleara con uno de los brazos atado a la espalda. Así que el resultado de esta política tan medrosa de Occidente estaba condenando a Ucrania a la derrota y el sufrimiento", afirma Domingo.

En el caso de que se generalice el uso de los misiles HIMARS o MLRS, Rusia tendrá que cambiar su forma de prepara sus actuaciones. Antes la preparación de los despliegues lo tenía resuelto con ponerse al otro lado de la frontera. Ahora, el secreto ha desaparecido y con los medios de adquisición de información que hay ahora mismo y que le proporcionan las naciones occidentales o la OTAN a Ucrania va a poder saber cuáles son los planes y batir los objetivos o prepararse para los ataques. No es la primera vez que las ayudas occidentales suponen un cambio o un freno en los avances rusos. Ahora a ocurrido en la ofensiva sobre Járkov, pero también supuso cierto freno la llegada de tanques Leopard. Y se espera que los cazas F-16 supongan también cierto respiro al Ejército ucraniano. 

Con todo, esto no significa que se vaya a producir un vuelco en la guerra. "Le va a facilitar las cosas a Ucrania y va a perjudicar o dificultarle las cosas Rusia, pero no será un cambio sustancial", explica el general de división, que advierte, eso sí, que a su vez este tipo de ayudas "contribuirán a la cronificación de la guerra".

Todas las líneas rojas superadas han sido de material, formación o inteligencia, pero hay una que, por el momento, no se ha planteado de forma oficial en el seno de los países aliados de Ucrania: el envío de tropas. El que si lo ha reconocido en público es el presidente francés, Emmanuel Macron, que el pasado mes de febrero afirmó que "nada debía excluirse para evitar la victoria rusa". En mayo insistió en que "si los rusos rompen las líneas del frente, si hay una petición ucraniana (...) habría que plantearse legítimamente la pregunta" y que "no descarta nada". Además, esta misma semana el Gobierno de Francia ha puesto sobre la mesa la posibilidad de enviar instructores militares. 

"El envío de trompas supondría ya la escalada definitiva. Es decir, la entrada en guerra de Occidente, con todo lo que eso podría suponer en relación con un personaje como Putin", manifiesta Domingo. Por su parte, Rusia ya ha respondido a la petición gala: los instructores serían "objetivo legítimo".

Las amenazas de Putin

A todas estas ayudas a Ucrania le han seguido amenazas más o menos veladas por parte del Kremlin y el propio Putin. La última se ha producido esta semana: "Si alguien considera posible entregar esas armas en la zona de combate para atacar nuestro territorio, ¿por qué nosotros no tendríamos el derecho de dar armas del mismo tipo a regiones del mundo donde serían golpeadas instalaciones sensibles en países que actúan contra Rusia?". No ha sido la única, en febrero de este año el mandatario ruso aseguró que "las consecuencias para los posibles intervencionistas serán mucho más trágicas"

Para Oleg Lukin, investigador de Diacronía y analista en El Orden Mundial, Putin no tiene reparos en cambiar las líneas rojas que le pone a los aliados de Ucrania. "Desde el inicio de la invasión de Ucrania se han trazado las líneas que han ido retrocediendo cada vez más", explica. Pese a ello, el analista apunta que una de las mayores amenazas de Rusia ya se produjo, que es la actual guerra de Ucrania. "Es cierto que esta guerra no le convenía a Rusia, así como otras amenazas suyas, como puede ser un ataque sobre un tercer país o un ataque nuclear. Por eso tampoco tenemos que tomarnos completamente a la ligera estas amenazas", reconoce.

Lukin asegura que no se debe entender a Rusia como un actor racional y hay que tener en cuenta que la aspiración máxima de cualquier gobierno autoritario es conservar el poder. En estos años de conflicto se han producido problemas internos como el motín de Prigozhin, la reestructuración del gobierno actual, la encarcelación de un importante sector militar o las protestas de las mujeres de movilizados, entre otras cosas. Este tipo de desafíos internos parecen estar controlados por el momento, pero podrían ayudar a frenar la decisión de actuar contra los países Occidentales. "Una guerra a gran escala supondría un mayor desequilibrio en las estructuras rusas, algo que no se pueden permitir desde el inicio del conflicto", afirma Oleg Lukin.

Redactor '20minutos'

Redactor de Internacional, Exteriores y Defensa. Graduado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y máster en Múndo Árabe e Islámico por la Universidad de Barcelona. En 20minutos desde diciembre de 2020. Escribo sobre conflictos armados, derechos humanos y geopolítica.

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